Dos semanas atrás leí un artículo de Isabel de la Calle en el periódico digital de la Tribuna de Salamanca en referencia a los insultos dirigidos hacia los árbitros en redes sociales.
Desgraciadamente, esta noticia para todos los que vivimos el deporte más profesionalmente, no nos llama la atención y es una más de las muchas que convierten a los árbitros en el blanco de las iras de algunos que se sienten perjudicados, frustrados o simplemente están faltos de un mínimo nivel de educación.
Lo realmente inquietante de la misma es que los que llevaron a cabo esos insultos eran menores de edad y jugadores de baloncesto. Sí, jóvenes que se escudan en el anonimato para dañar a los que unos momentos antes han hecho una labor fundamental en cualquier deporte: hacer cumplir el reglamento del juego.
Cada vez que hablo con entrenadores de baloncesto que desarrollan su labor en la base, me hacen llegar la idea de que los chicos no se esfuerzan, son caprichosos, consentidos, poco disciplinados y con muchas opciones para distraerse, especialmente por las nuevas tecnologías; que los padres son peores que sus hijos y crean más problemas que los primeros, que no educan en casa y quieren que se les eduque durante la actividad deportiva; y más y más comentarios acerca de todo lo que interfiere su labor.
Algo parecido me sucede cuando hablo con algunos padres los cuales hacen hincapié en la diferencia entre los chicos de hoy y los de antes. Ahora tienen poca capacidad de sacrificio, no se esfuerzan y no saben lo que quieren. Suelen hablar bien del entrenador aunque cuestionan algunas de las decisiones que toman no tanto a nivel de juego como a nivel de trato y actitud con el grupo.
No dudo en absoluto que sus percepciones son correctas pero la lectura que hacen de lo que ocurre, en mi opinión, no es la adecuada.
Al margen de coincidir en parte con la esencia de algunas opiniones genéricas que escucho, como todo el mundo, tengo mi experiencia personal, y en ella me baso para ver las cosas de una manera diferente.
Cuando entrenaba en mis inicios a niños de 8 y 9 años ya escuchaba a mis compañeros entrenadores quejarse prácticamente de lo mismo que oigo en la actualidad. Se lamentaban de que los suyos eran inconstantes y se les iban del equipo, lo que hacía muy difícil su trabajo.
En mi caso tuve la experiencia opuesta. Cuando comencé con ellos me encontré con que la mitad de los padres se iban el fin de semana a la sierra donde tenían una segunda residencia. Pasadas unas semanas los mismos niños lograron que sus padres pudiesen irse el fin de semana sí, pero después del partido.
¿Qué fue lo que hice? En mis inicios tenía 17 años y no tenía muchos conocimientos técnicos pero trataba de que se lo pasaran bien, de que el ambiente fuera bueno, que aprendieran algo cada día, además de transmitirles mi pasión por el baloncesto. También logré involucrar a los padres en el deporte de sus hijos logrando formar, entre todos, una auténtica y sana comunidad centrada en los más pequeños.
¿Cuál fue el resultado? No sólo no se me fue ningún niño del equipo sino que continuaron juntos cuatro años acudiendo a los entrenamientos y a los partidos con ganas e ilusión, haciendo que los planes familiares fueran “condicionados” a sus compromisos con el grupo.
Había un contagio mutuo de ilusión y ganas entre nosotros que, evidentemente, debía liderar yo como responsable que era de ellos. A día de hoy continúan siendo amigos, tienen su propio WhatsApp y se reúnen a cenar habitualmente con cualquier pretexto.
En mi modesta opinión estamos viviendo unos momentos en que todos son excusas. Nadie asume sus responsabilidades bien por desconocimiento (en la mayoría de los casos) bien por dejadez.
Los entrenadores, quienes tenemos la obligación de enseñar y educar, nos centramos en ganar y si no lo logramos buscamos al culpable de la derrota. No nos importa decir que hemos perdido por culpa de los niños que no hicieron lo que les dijimos y mucho menos que el árbitro nos robó el partido con sus decisiones. Cualquier cosa menos ser auto críticos. Es mucho mejor responsabilizar a los niños o a los árbitros que asumir que no estamos enseñando bien, que no estamos enfocando en la mejora de los jugadores, que no estamos haciendo bien nuestro trabajo o simplemente aceptando que el rival lo mereció más.
He conocido compañeros que eran buenos entrenadores y bellísimas personas fuera de la cancha pero que cuando el árbitro lanzaba el balón al aire en el comienzo del partido, ya comenzaba a protestar porque alguien se había movido o se había tocado el balón antes de llegar a su punto más alto. Otros, recién acabado el partido, al saludarle lo primero que te decían era lo lamentable de la actuación arbitral y lo malos que eran.
Los padres, quienes tienen la obligación de ejercer como tales, se convierten en algunos casos en amigos de sus hijos, renunciando a su responsabilidad de educar y corregir los malos comportamientos; y en otros en padres permisivos que no exigen un mínimo de orden, disciplina y exigencia en el cumplimiento de sus compromisos con la actividad.
Como sucede con algunos entrenadores, existen algunos progenitores que tienen una negativa visión respecto al arbitraje en general, sea del deporte que sea.
Uniendo las opiniones, visiones y comportamientos de los entrenadores y los padres conseguimos un cóctel perfecto para que nuestros pequeños, que los imitan, hagan cosas como las que han ocurrido.
No pongamos excusas. Somos los adultos los responsables de estos comportamientos. Hemos olvidado que estamos al servicio de nuestros pequeños jugadores y no ellos al nuestro. Nos hemos olvidado del objetivo de formar y lo hemos sustituido por el de ganar. Nos hemos olvidado de respetar su entorno para que crezca en un ambiente sano que le ayude a crecer como persona sustituyéndolo por uno cuya finalidad única es la victoria.
El RESPETO y la EDUCACIÓN son la base para la formación personal de igual manera que los fundamentos lo son para la deportiva.
De nuevo recurro a la experiencia personal. Desde mis comienzos tuve un gran respeto hacia la labor arbitral como parte fundamental del juego. Entendí que bastante tenía con centrarme en la tarea de dirigir a mi equipo como para estar pendiente del árbitro que también tenía una difícil labor. La única relación que tuve con ellos durante el partido fue ayudarles dándoles seguridad y aceptando sus errores como parte del juego, porque yo era el primero que me equivocaba muchas veces. ¿Os imagináis al árbitro viniendo a decirnos que nos equivocamos cada vez que lo hacemos?
Esta actitud y comportamiento con el arbitraje, fue el mejor ejemplo que pude darles a los míos de lo que significa el respeto por este estamento.
Como siempre somos libres de usar el baloncesto y la competición de la manera que mejor entendamos. Podemos hacerlo con un único fin: la victoria o podemos, por el contrario, utilizarlo como una herramienta de formación deportiva y personal.
Si elegimos la primera opción tendremos más posibilidades de que ocurran hechos como los que han dado motivo a este post. Si elegimos la segunda, conseguiremos ayudar a las personas que instruimos.
Por propia experiencia, pretender enseñar y educar usando el deporte para ello no es una quimera.
Absolutamente de acuerdo Ángel. Gran reflexión. Un abrazo
Muchas gracias Javier. Otro para ti.
Gran reflexión. Si todos lo hicieramos (dar valores, establecer objetivos posibles, que compartan el compromiso, el sacrificio y que las cosas LAS CONSIGAN por sus propios medios), igual se podría cambiar y ver las cosas de otra manera mucho mas sana.
Muchas gracias Luis. A ver si entre todos conseguimos cambiar las cosas «poco a poco». Un saludo.
Impecable Angel. Es un historia que se repite. Cuando empecé en esto, hace mas de cincuenta años, los mediocres y los poco preparados tenían los mismos argumentos que los mediocres de ahora.
Un gran abrazo
Muchas gracias Jose. Cuánto estamos evolucionando en organización, técnica, táctica, etc y qué despacio lo estamos haciendo en cuanto a respeto y educación. Un fuerte abrazo.
Reflexiones que espero algún día se apliquen a las canchas donde vemos a nuestros pequeños jugar, aunque lo importante del juego es DISFRUTAR!!! Un abrazo, Ángel.
Muchas gracias por tu opinión Carlos. Un abrazo.
Hace ya casi treinta años arbitré un partido, un cadete Cajamadrid vs. Real Madrid, tú eras el entrenador de los blancos. Era una de mis primeras temporadas como árbitro (entonces era un árbitro jovencísimo e inexperto lleno de ilusiones), el partido como casi todos los duelos de aquella época entre alcalaínos y madridistas fue duro y tenso, no recuerdo el resultado pero al acabar el encuentro te acercaste a mi compañero (tan joven e inexperto como yo) y nos dijiste exactamente la siguientes palabras:» muchas gracias y enhorabuena, uno de los mejores arbitrajes que me han hecho».
Cada vez que concluye el partido y un entenador se dirije a mí con algunas palabras parecidas me reconforta extraordinariamente. Recuerdo las tuyas porque poco tiempo más tarde pasaste a ser, nada más y nada menos, que entrenador del primer equipo del Real Madrid y solía presumir delante de mis compañeros diciendo que Jareño me había felicitado efusivamente tras un partido equilibrado y difícil.
Nunca ascendí, pero 32 años más tarde sigo siendo árbitro de baloncesto y con más de 50 cumplidos y una situadción laboral del todo satisfactoria todavía me apetece levantarme un domingo a las 9 de la mañana para volver a arbitrar un partido cadete.
Gracias y un fuerte abrazo.
Perdóname Alfonso pero no soy capaz de recordarte después de tanto tiempo. Te agradezco mucho que me recuerdes ese partido cadete porque me trae a la memoria una época preciosa de mi vida deportiva. Estoy feliz de que tengas ese buen concepto de mí. Siempre intenté ser respetuoso con los demás y especialmente con aquellos como tú, tu compañero y otros muchos, que como yo mismo, estábamos empezando y compartiendo una gran ilusión: el baloncesto.
Muchísimas gracias por tu comentario.
Un fuerte abrazo.
Gracias Angel por todo lo que expones sobre lo que significa educar a través del arbitraje. Te felicito debemos seguir intentando hasta lograrlo que se respete y considere el arbitraje por todos los que de una forma u otra participan y viven la pasión de este hermoso deporte del Baloncesto. No es igual vivir para el Baloncesto que vivir del Baloncesto. Reciba un fuerte abrazo, de este humilde servidor. Gracias.
Oscar De Rojas Garbalosa
Instructor Nac. FIBA Américas
Muchas gracias a ti Oscar por leer y valorar positivamente mi opinión respecto al arbitraje. Un fuerte abrazo.