Cuando hablamos de la técnica decíamos que son como los cimientos de un edificio. Que cuanto más sólido sean, mejor y más consistente será nuestro “edificio baloncestístico”.
Cuando entrenamos cualquier habilidad técnica, sea defensiva u ofensiva, debemos tener en cuenta varios detalles esenciales:
- Enseñar el gesto técnico correcto realizado con un buen equilibrio corporal que favorezca la rapidez de los movimientos y una correcta visión que permita observar el juego en su conjunto.
- Realizar una transferencia a una situación real de juego.
Es demasiado habitual ver entrenamientos en edades de formación y observar la poca importancia que se le da a la explicación, demostración, ejecución y corrección de la técnica permitiendo la repetición constante de gestos incorrectos que generarán malos hábitos que perdurarán en el tiempo e impedirán el crecimiento del niño-jugador. Recordar la frase de Michael Jordan: «si entrenas ocho horas al día lanzando triples de la manera equivocada, te convertirás en el mejor del mundo tirando triples de la manera equivocada».
También es frecuente ver cómo se entrena la técnica sin tener en cuenta su utilización en un contexto del juego lo que lleva al automatismo y a la robotización en lugar de hacerlo a la comprensión del juego.
Cuando hablamos de la táctica decíamos que está basada en la toma de decisiones y en la aplicación de la técnica a la situación real de juego.
Antes de nada tenemos que saber que cuando un niño se encuentra con una situación durante el juego, esta representa un problema a superar lo que le obliga a llevar a cabo un rapidísimo método para resolverlo percibiendo visualmente la situación, pensando y reflexionando en la solución y finalmente ejecutando lo que ha pensado realizando el gesto técnico correcto en el momento oportuno.
En definitiva, cuando un niño toma una decisión durante el juego está llevando a cabo un esfuerzo cognitivo escogiendo una entre un conjunto de alternativas que cree que pueden solucionar el problema planteado.
Nuestra obligación como entrenadores es enseñarles a jugar al baloncesto y solo lo vamos a conseguir si durante el proceso en el que estamos enseñando la técnica y la táctica, vamos desarrollando su capacidad para pensar y reflexionar sobre lo que está haciendo con la finalidad de que comprenda el juego, además de desarrollar su capacidad para pensar en su propia actuación siendo capaz de evaluar y reflexionar sobre la acción tomada.
Cuando trabajamos la táctica, tanto individual como colectiva, es fundamental que tengamos en cuenta varios detalles:
- Enseñar a comprender el juego. Para conseguirlo debemos ir construyéndolo desde las piezas tácticas más básicas (1×1) hasta la más compleja que es el juego de 5×5. La correcta enseñanza de las más básicas proporcionarán una mayor comprensión que se transferirá a las nuevas situaciones.
- Enseñar a usar su mente en cada situación táctica, para junto a su técnica, poder resolver los problemas que el propio juego les genera.
Haciéndolo de esta manera el niño va adquiriendo poco a poco una mayor comprensión cognitiva de los conceptos y de la estructura de nuestro deporte, va tomando consciencia de lo que está aprendiendo y dotando de significado y sentido a sus acciones en el marco del juego colectivo.
En resumen: cuando trabajamos la táctica, estamos implicando a la mente en el juego, y cuando trabajamos la técnica, también la transferimos a una situación de juego que le exige de nuevo un esfuerzo cognitivo.
Puedo afirmar, sin lugar a dudas, que una de las mayores carencias en nuestro baloncesto de formación desde el punto de vista deportivo, es la ausencia de una correcta enseñanza en la comprensión del juego generando niños que no piensan, y en consecuencia, no entienden el baloncesto.
Cómo enseñar y entrenar la técnica y la táctica en el baloncesto
Trabajemos una situación táctica de 1×1 en campo defensivo priorizando la acción ofensiva. Les decimos a los niños que suban el balón desde su campo al otro con un defensor que tratará de impedirlo
Los niños empiezan a jugar y les dejamos que tomen ellos sus propias decisiones sin influencia alguna nuestra. Esto nos da tiempo para observar lo que están haciendo y los problemas con los que se encuentran. Cuando lo creemos oportuno paramos el entrenamiento y tomamos decisiones que les puedan ayudar:
1. Si no son capaces de solucionar la situación de 1×1 por un problema técnico, por ejemplo el bote del balón, les ponemos a trabajarlo durante un tiempo determinado. De esta manera lo entrenan siendo conscientes que necesitan mejorarlo para transferirlo después a la situación que eran incapaces de superar.
2. Si no lo son debido a su desconocimiento de la situación, se les explica en qué consiste, el comportamiento del defensor, la importancia del espacio, los ángulos, el tiempo límite para pasar el medio campo (8″), etc. para que comprendan el juego.
3. Si entendemos que la situación les viene grande y les va a ser difícil superarla, podemos reconducirla para que tengan éxito haciendo, por ejemplo, que el defensor defienda con las manos agarradas detrás de la espalda.
Finalmente acaban practicando de nuevo la situación de 1×1.
Trabajemos ahora una habilidad técnica, por ejemplo el bote y propongámosles que lo usen para subir el balón desde el campo defensivo al ofensivo realizando cambios de dirección y de ritmo, poniendo énfasis en el uso de los dedos, en la extensión del brazo y la muñeca y en la visión amplia del campo (en ningún caso centrada en el balón). A continuación los niños empiezan a hacer lo que les hemos dicho.
Cuando lo creamos oportuno paramos el entrenamiento y hacemos que reflexionen sobre los problemas que se están encontrando y acerca de en qué situaciones usarían ese elemento técnico durante el juego.
Finalmente elegimos una situación de juego para que usen el bote dentro de esta. Por ejemplo:
1. Una situación de 1×1 donde tengan que subir el balón con un defensor que se lo impide antes de 8 segundos (límite que marca el reglamento para cruzar la línea de medio campo).
2. La misma situación teniendo que recibir tras un saque de banda o fondo en campo defensivo (límite 5″) para luego subir el balón a campo de ataque antes de 8 segundos (límite que marca el reglamento para cruzar la línea de medio campo).
En el caso de que la habilidad técnica que enseñaras fuera nueva y el niño desconociera todo acerca de la misma, gastaríamos unos minutos en que el niño experimentara diferentes maneras de ejecutarlo. De esta manera le iríamos dirigiendo hacia lo que es lo correcto pero siendo el niño quien lo descubra. Debemos evitar imponer desde el principio el gesto porque perderíamos la oportunidad de que reflexionara e interiorizara la técnica correcta.
En concreto, si enseñamos el pase y la recepción por primera vez es evidente que el objetivo que debemos marcarnos es que el niño aprenda a pasar correctamente el balón adoptando una posición flexionada, teniendo una buena visión centrada en el objetivo y flexionando-extendiendo el brazo usando la muñeca y los dedos en la finalización del mismo.
Conocido el objetivo, preparamos la estrategia para que el niño lo descubra por sí mismo. Promovemos que experimente diferentes sensaciones y vamos dirigiéndole, con nuestras preguntas, hacia el objetivo. Le decimos:
1. Que pase de pie, sentado, de rodillas y un poco flexionado. Luego le preguntamos ¿cómo pasas mejor?
2. Que pase de pie sin moverse, flexionado sin moverse, dando un paso previo al pase, dando dos pasos, pasando en carrera. Luego le preguntamos ¿cómo pasas mejor?
3. Que pase sin mirar a quien lo recibe. Que lo haga mirando al suelo, al techo, a donde se le ocurra y que al final lo haga mirando a su compañero. Al final le preguntamos ¿cómo pasas mejor?
4. Que pase extendiendo los brazos y sin hacerlo, cogiendo el balón con los dedos o con la mano entera (con la palma tocando el balón), con una o con dos manos, etc. Luego le preguntamos ¿cómo pasas mejor?
Lo normal es que él mismo, con sus respuestas, se dé cuenta de la manera correcta de pasar.
Si queremos enseñar la importancia del equilibrio corporal como elemento básico del juego, preparamos la estrategia para que el niño lo descubra por sí mismo. Promovemos que experimente diferentes sensaciones y vamos dirigiéndole, con nuestras preguntas, hacia el objetivo. Por ejemplo, les colocamos por parejas y seguimos los siguientes pasos:
1. Que uno de la pareja empuje al otro estando este último de pie. Hacer lo mismo luego con las rodillas flexionadas. Luego les preguntamos ¿cómo eres más difícil de mover?
2. Que ambos se empujen estando de pie. Luego hacen lo mismo estando ambos flexionados. Al final les preguntamos cómo empujan mejor.
3. Que ambos vayan corriendo y a tu voz tengan que parar de pie, sin flexionar las rodillas. Luego que hagan lo mismo con ellas flexionadas. Al final les preguntamos ¿cómo paras mejor?
Nuevamente, lo normal es que ellos mismos, con sus respuestas, se den cuenta de la manera correcta de tener un buen equilibrio.
¿Por dónde empezamos a enseñar el baloncesto, por la técnica o por la táctica?
Es cierto que algunos prefieren que el niño aprenda de lo particular y preciso, la técnica, a lo general y complejo, la situación real, la táctica. Otros prefieren que el niño aprenda desde la táctica y posteriormente desarrolle su ejecución técnica.
Para mí, ambos son importantes y no se puede separar una de la otra. Lo técnico y lo táctico forman parte de una misma realidad y están presentes de forma simultánea en el juego.
Se puede comenzar por la técnica y seguidamente realizar su transferencia a la situación real de juego (táctica). En este preciso momento el niño va a tener que tomar decisiones para enfrentarse a los problemas que se le generan y en consecuencia va a verse obligado a realizar un esfuerzo cognitivo, va a tener que poner su cabeza a pensar lo que desarrollará su capacidad para comprender el juego y tomar decisiones efectivas.
También se puede comenzar por la táctica estableciendo una situación que represente un problema para el niño haciéndole que observe, piense y comprenda el juego y tome decisiones, y posteriormente se trabaje la habilidad técnica necesaria para que la decisión se ejecute de una manera correcta.
Lo que sí es importante es que cuando se enfatice en aprender una de ellas, la otra debe encontrarse atenuada para facilitar el aprendizaje, especialmente en las primeras etapas de la formación.
Es importante aplicar el sentido común a la hora de usar más el trabajo táctico o el técnico. Esto va a estar en función de lo que queramos enseñar y sobre todo de las capacidades de los niños a los que vamoss a enseñar.