Los ataques específicos, mucho más conocidos como “sistemas o jugadas”, son movimientos diseñados para aprovechar las virtudes de los jugadores del equipo. Así, un equipo que tenga buenos anotadores interiores, orientará sus sistemas hacia el juego interior. Por el contrario, uno que posea jugadores bajos y rápidos, tenderá a abrir el campo y usar su rapidez para batir a la defensa.
Suelen ser previamente anunciados con una señalización, a manera de código, que permite a todo el equipo saber lo que se va a desarrollar a continuación.
Cada sistema tiene un objetivo. Todos los jugadores deben conocerlo, dominar los movimientos que lo componen y saber jugarlo en todas las posiciones, no sólo en la que juega cada uno.
Suelen tener una entrada definida (un pase o un bloqueo directo) y un final, además de disponer de opciones de anotación durante el desarrollo del sistema. Pueden usar diferentes tipos de cortes, situaciones de 1×1 (perimetrales e interiores) y bloqueos (directos e indirectos) para conseguir llevar el balón a un determinado atacante o a una determinada área del campo. También pueden jugarse por razones tácticas como puede ser «controlar el tiempo de posesión». Un ejemplo de ello es cuando un equipo quiere que corra el tiempo de posesión y atacar en los últimos segundos.
Si en el ataque libre los jugadores se movían libremente dentro de unas áreas determinadas del campo siguiendo unas normas básicas, en los ataques específicos todos los movimientos están fijados aunque los buenos entrenadores enseñarán a sus jugadores a jugar libre dentro del sistema que no es otra cosa que leer la defensa y tomar decisiones inteligentes dentro del mismo.
Un buen sistema situará a cada jugador en las áreas donde sea efectivo. Requiere de mucho tiempo de entrenamiento, lectura de la defensa, conocimiento del juego y concentración además de estar preparado para contrarrestar las diferentes acciones defensivas que tratarán de romper el sistema.
Contrariamente al ataque libre, el entrenador tiene mucho control sobre lo que va a suceder asumiendo la responsabilidad de decidir lo que se va a jugar en cada posesión.
Fortalezas
1. Los sistemas son fáciles de memorizar.
2. El entrenador tiene el control de lo que va a suceder. El diseño del sistema favorece que sean sus mejores jugadores los que tiren desde sus mejores posiciones. Durante los entrenamientos insiste en la ejecución de los movimientos, enseña a entender el juego, a reaccionar ante diferentes acciones defensivas y a tomar decisiones inteligentes en función de la defensa. En el partido los jugadores tomarán decisiones basadas en el trabajo previo que el entrenador ha desarrollado en los entrenamientos.
3. Tiene influencia en la selección de tiro. El sistema está diseñado para que la decisión de anotar sea realizada desde un área determinada y por un jugador en concreto aunque luego el juego obligue al ataque a tener en cuenta otras opciones.
Debilidades
1. Un sistema, como cualquier ataque, puede ser muy difícil de ejecutarlo con éxito si los jugadores no tienen tiro. La defensa tenderá a flotar hacia el balón y cerrarse dentro de la zona dificultando el juego del equipo.
2. Si el entrenador no lo enseña bien puede conseguir que los jugadores sólo piensen en la ejecución de los movimientos y no en las opciones que el juego les proporciona. En otras palabras, puede llevarles a la “robotización”.
3. Es poco flexible ya que tiene unos patrones muy definidos que hay que seguir.
4. Requiere de mucha repetición y tiempo de trabajo para que tenga éxito.
5. Es predecible. Facilita el scouting al conocer el contrario los movimientos que va a realizar el ataque.
6. No suele favorecer el desarrollo de todos los jugadores. La mayoría de ellos están diseñados para que los mejores atacantes tengan el balón en sus manos y tomen las decisiones ofensivas en detrimento del resto.
7. Su ejecución requiere, en muchas ocasiones, parar el juego y marcar el sistema lo que rompe la continuidad del juego especialmente después de un contraataque.
8. Es un ataque específico para atacar una defensa individual y sólo en algunas ocasiones se puede utilizar contra otros tipos de defensa. Esto supone un mayor gasto de tiempo al tener que trabajar diferentes sistemas contra diferentes defensas.
9. Al contrario que en el ataque libre, un sistema sólo no puede convertirse en el ataque del equipo. Lo normal es que el entrenador de formación enseñe entre 3 y 6 sistemas para atacar una defensa individual (conozco a algunos que usan más) lo que hace que los jugadores tengan dificultades para recordar todos los movimientos y detalles de cada uno de ellos.
Tenemos la idea de que todo aquello que parece sencillo no es eficiente y no es así. La simplicidad es tremendamente positiva. Un sistema sencillo puede ser altamente efectivo cuando los jugadores tienen buenos fundamentos, buenos conceptos, conocen cómo va a actuar la defensa y tienen libertad para tomar sus propias decisiones.
Los sistemas pueden ser tan sencillos o tan difíciles como el entrenador quiera. Es evidente que el baloncesto es de por sí un deporte complicado, más aún si enseñamos todo a la vez. Si tenemos claro que el objetivo clave de la formación es que los niños y los adolescentes aprendan a jugar al baloncesto, se les debe ir enseñando con progresividad de manera que los nuevos conocimientos se construyan sobre los ya adquiridos y su experiencia previa sin olvidar que todo debe estar adaptado a su edad y capacidades. Esto les ayudará a evolucionar en su comprensión del juego que es lo más difícil de conseguir.
En definitiva, los sistemas deberán ser herramientas tácticas al servicio del equipo para que los jugadores pongan en juego, en la competición, sus aprendizajes y sus habilidades. En otras palabras:
1. Si entre los 8 y los 12 años les estamos enseñando a jugar 1×1 tanto en el perímetro como en el poste, los sistemas usarán éstos conceptos y no otros.
2. Si entre los 12 y los 14 están aprendiendo a jugar con el bloqueo directo, los sistemas usarán éstos conceptos junto con los anteriores de la etapa anterior.
3. Si entre los 14 y los 18 años les estamos enseñando a jugar los bloqueos (directos e indirectos), los sistemas usarán éstos conceptos junto con los anteriores de la etapa anterior.
Las diferentes posiciones que tomarán los jugadores al inicio de un sistema definirán lo que se denomina “serie”. Así nos podremos encontrar numerosas formaciones como: 1-4 alta, 1-4 baja, caja, 1-2-2, 1-3-1, 2-1-2, 2-3, 5 abiertos, 4 abiertos y 1 dentro, etc. En los gráficos siguientes se pueden ver algunos ejemplos.
Los sistemas pueden ser clasificados como:
1. Ataques largos.
Son sistemas organizados para conseguir anotar avanzada la posesión controlando así el tiempo de la misma. Eso no impide que durante el transcurso del sistema se pueda obtener una ventaja y anotar.
Con este tipo de ataque se evita tomar decisiones precipitadas que puedan dañar al equipo. Si el equipo está arriba en el marcador y resta poco tiempo para finalizar un cuarto o el partido, lo último que queremos es hacer un tiro rápido que permita al contrario remontarnos en nada de tiempo.
Su uso ralentiza el ritmo del partido reduciéndose el número de posesiones.
2. Ataques rápidos.
Tienen como objetivo encontrar una ventaja en los primeros segundos de la posesión sabiendo que si no se consigue nada se dispone de muchos segundos para seguir atacando. Aquellos equipos que usan un ataque libre como ofensiva habitual tienen muy fácil seguir jugando cuando el sistema rápido ha finalizado o ha sido roto.
Su uso hace que el ritmo del partido sea alto produciéndose un mayor número de posesiones.
3. Ataques especiales.
Son ataques que tienen como objetivo generar una opción de canasta en muy pocos segundos, especialmente en momentos claves del partido. Dentro de ellos podemos ver diferentes opciones:
1) para que reciba y lance el mejor atacante.
2) para un último tiro de la posesión, de un cuarto o del partido.
3) para atacar a un determinado defensor en penetración bien porque sea “débil” o porque tenga problemas de faltas.
Puede ser una jugada especial como tal o una variación dentro de uno de los sistemas habituales de juego.
En adelante todos los sistemas los vamos a clasificar según las edades de los jugadores. Así tendremos:
1. Sistemas 8 a 12 años.
2. Sistemas 12 a 14 años.
3. Sistemas 14 a 18 años.
Y en cada uno de ellos analizaremos solamente ataques rápidos, y algunos especiales, dejando al margen los ataques largos. Esto es debido a que en edades de formación lo ideal es enseñar ataques cortos que generen una ventaja y en caso de lograrlo, enlazar con el ataque libre. De esta manera conseguimos un juego rápido, agresivo y continuo donde nunca se para el juego y todos los jugadores tienen opciones de anotar lo que es mucho más formativo.
Por razones metodológicas y de espacios he centrado los ataques en las siguientes distribuciones o “series”: 1-4 al fondo (gráfico de la izquierda) y 1-2-2 ocupando los codos de la zona y las esquinas del campo (gráfico de la derecha). Esta última se la denomina comúnmente serie “cuernos”.